
Bolivar
Andy Fernández Torre | Una vez más los hispanos tenemos un conflicto con el pasado y entre nosotros a raíz de uno de esos personajes fundamentales y su memoria. Otra vez más nos alteramos y desaprovechamos la polémica para tener un diálogo. En referencia al gesto del rey: el histrionismo de muchos no ayuda a que al menos discutamos sobre la necesidad de tener un jefe del estado que responda de alguna manera al pueblo, ya que nos representa y parece que ni podemos solicitar audiencia como se hacía con los reyes preliberales.
Pero hablemos sobre Simón Bolívar, cacareado por distintas y supuestas izquierdas. Cuando aún no había leído yo nada del “Napoleón de las retiradas”, como lo llamó Marx, sospechaba que Bolívar habría sido un “tonto útil” de los criollos que se hicieron con las estructuras del Imperio español para seguir explotándolo hasta el día de hoy. Pero cuando le leí, advertí que aunque las independencias logradas no se correspondiesen con sus mayores anhelos, Bolívar no parecía tener nada de izquierdas. Esto no es negar que fuese un hombre culto digno de estudio y un gran analista. Pero de hecho y como me dijo hace poco el historiador mexicano Roberto Breña: Bolívar no tenía ninguna preocupación por la “cuestión social”. Cierto es que tampoco debe caerse fácilmente en anacronismos, pero el Libertador se parecía más a un liberal o un conservador aristocrático, autoritario y utilitario, que a otra cosa.
Bolívar no pretendía -ni creía- en la libertad para todas las personas y aunque en su época esto no fuese corriente, era una postura posible y defendida por otros caudillos derrotados o incluso fusilados por el propio Simón. Bolívar no fue un héroe de la democracia y menos aún entendida en un sentido material. Era un hombre hostil a los que hoy se llaman socialistas, temía la revolución social y la “pardocracia” (Bolívar dixit). ¿Por qué estas cuestiones se olvidan y no se plantean? ¿Por qué pretenden reforzar el culto al hombre fuerte que impone el orden a los “pueblos estúpidos” (Manifiesto de Cartagena)? ¿Por qué quieren venderlo como un soñador de la “justicia social”? Interpretando así la libertad en un sentido abstracto que significa todo y nada. ¿Por qué se empeñan en continuar una mentira que tantos dictadores antidemocráticos y anticomunistas parecen haber encontrado útil?
La ignorancia y/o el cinismo llegan al extremo de que desde el Diario Público nos pretenden presentar el reconocimiento franquista al Libertador como un maquillaje para mejorar las relaciones diplomáticas con América, cuando no pocos derechones consideraban al caudillo venezolano uno de los suyos. Pues admiraban su carácter antirrevolucionario y la fundación de estados regidos por lo que ellos llamarían aristocracias naturales. Tal vez sea excesivo adjudicar este último mérito a los libertadores, pero es lícito plantearlo ya que no es arbitrario, ni descabellado. Sin embargo, lo que es profundamente caprichoso mientras no se demuestre lo contrario es considerar al gran Simón un libertador abstracto y un protosocialista.
Estudiemos a Bolívar y encontremos dónde está en él la subversión del oikós que caracteriza a las izquierdas. Porque si sus dos primeras repúblicas fueron derrotadas por los pobres y los colores, algo tuvo que ver el hecho de que en principio, la libertad que más le importaba era la de los hacendados. Oponerse al Imperio español no era sinónimo de hacerlo contra todo tipo de opresión. Bolívar era el típico antiimperialista que celebra el “imperio de la Inglaterra sobre el comercio” (dixit). Porque Simón posiblemente fue uno de los padres de lo que algunos llamamos internacionalismo o imperialismo liberal. La espada de Bolívar se dirigió contra un despotismo, sí, pero era empuñada por otro.
Andy Fernández Torre
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Muy buen artículo; me ha gustado mucho, Andy. La frase final lo resume todo estupendamente. A seguir. Salud
¡ Muchas gracias !